Por el laberinto de FeZ hacia los curtidores (Marruecos parte V)


Después de pasar un dia algo agobiante  por esta ciudad, nos armamos de paciencia para callejear por Fez el Bali. Empezamos nuestra ruta y nos metimos de lleno en el caos de la medina. 


Empezamos en la Plaza de Serrajine. Desde allí salen las dos arterias principales de la medina: Talaa Sghira y Talaa Kbira. Era lo único que nos salía nombrado en el mapa, las demás calles y callejones salen pero sin nombre, así que orientarse es complicado. Nos acoplamos disimuladamente a un grupo que estaba siendo guiado y llegamos a la Madrasa (escuela religiosa) Bou Inania. Para entrar tuvimos que pagar 10 dirhams. En su interior se pueden ver diferentes estancias dispuestas alrededor de un patio decorado con técnicas tan artesanas como la laceria de madera, estuco, grabado y azulejos.

        

  

                               


 En la acera de enfrente, está el Reloj de Agua. Está construido por encima de los puestos callejeros, y aún no se conoce muy bien su funcionamiento. Parece ser que desde cada una de las trece ventanas dispuestas en hilera caía agua de recipiente en recipiente cada hora en punto. 




Siguiendo la calle abajo atravesamos un montón de puestos y llegamos al zoco El Attarini que se comunica con el del trigo y aceitunas, el de la ropa para mujeres, el de las capas y abrigos y el de la ropa usada. Metidos de lleno en el zoco y algo desorientados descubrimos unas placas en las partes de arriba de muchos puestos por los que pasábamos. Todas tenían el mismo nombre y el mismo color, así que no eran los nombres de las calles. Dedujimos y confirmamos después que Fez está marcado por rutas. Cada ruta tiene un color, como si fuera un plano de metro. Ahora sí que estábamos ubicados, teníamos que seguir  la roja y después enganchar la marrón. Por fin llegamos a los curtidores.


Para ver el trabajo de los curtidores, ahí que subir a una terraza. Su entrada es gratuita y además la gente que está allí ofrece ramitas de menta para que los visitantes las pongan en la nariz por si molesta el olor de las pieles. Una vez arriba se ven perfectamente miles cubetas de barro con agua estancada en la que los hombres se sumergen para tratar la piel.


Las cubetas blancas son de ese color ya que en ellas se mezcla el agua y el excremento de las palomas que actúa como corrosivo para eliminar bacterias y pelo de la pieles. Después se pasan a otras cubetas para teñir. Se usan tintes naturales como el  azafrán para dar el color amarillo o la amapola para el rojo. Después las dejan secar.

                                                                   



Para bajar de la terraza hay que hacerlo por otro lado diferente a la subida, ahí está el truco. Hay que pasar por tres pisos de una tienda de cosas de cuero donde no paran de insistir para que compres algo. Nosotros no lo hicimos y se enfadaron un poco, nos pidieron una propina simbólica por dejarnos subir a la terraza. Pero mereció la pena ver esta estampa tan característica de la ciudad.


Desde que empezamos nuestro viaje sabíamos que los marroquíes son unos grandes aficionados a la tele; tanto, que conocen un montón de series españolas...y desde el barrio de los curtidores supimos el porqué: Antenas parabólicas por todos los tejados!!

Desde el barrio, siguiendo el río se llega a una plaza donde hay un montón de artesanos trabajando el cobre. En esta plaza volvimos a enganchar el camino de vuelta hasta llegar a la Tallaa Sghira.

Tardamos en entender el laberinto. Pero de vez en cuando perderse merece la pena, y más en FEZ!!!

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