Paseito por SeViLLa...


Después de nuestro viaje por Marruecos teníamos el avión de vuelta a casa desde Sevilla. Sólo teníamos tiempo para dormir, que lo necesitábamos y para estar al fresquito en una piscina. Pero estar en Sevilla y no dar un paseo era imposible, por corto que fuera por el cansancio y el calor que hacía en pleno mes de agosto.



El autobús nos dejó en la estación y como teníamos una tarde, dejamos nuestras mochilas en consigna.Llegamos a la Catedral. A su alrededor están lugares tan emblemáticos de la ciudad como la Giralda, el archivo de Indias y  los Reales Alcazares.

Detalle de la Catedral.
Archivo de Indias.

En la fachado oeste de la Catedral hay una calle peatonal, compartida con tranvías y coches de caballos donde hay un montón de sitios donde tomar algo y puntos de información y turismo. Primera cañita y helado, todo sea por combatir el calor. Seguimos por la avenida de las Delicias hacia el parque de María Luisa, donde se puede contemplar la Plaza de España  que se construyó con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929.




Después de echar una siesta en los jardines y refrescarnos en los aspersores que los riegan, cruzamos el canal de Alfonso XII hacia el barrio de los Remedios para volverlo a cruzar por el puente de San Telmo y llegar a la Torre del Oro y continuar por el paseo de Colón hasta llegar a la Maestranza, la mítica plaza de toros. 

Torre del Oro
Detalle de la Maestranza
Desde aquí volvimos a cruzar el río, esta vez por el mítico puente Triana para llegar y patear la calle peatonal de San Jacinto y parar en varios de sus bares a tomar gazpacho y cervecita con tapas gratis  de gambas en la Cervecería la Grande.


Cervecería la Grande.
 De vuelta al hotel paramos en el Metropol parasol de la Encarnación, conocido popularmente como las setas. Es una estructura de madera muy curiosa construida por el arquitecto alemán Jürgen Mayen.


Estábamos agotados, entre el cansancio del viaje por Marruecos y  la "caló" sevillana no podíamos más. Tocaba volver al hotel y menos mal que tenía piscina.  Después del bañito y estar tirados en las tumbonas, duchita y al estar rodeados de tabernas y freidurías no podíamos resistirnos. De noche otra vez a la calle, al fresquito. Paradas en las tabernas colindantes al hotel, Arco con ricos boquerones en vinagre, la freiduría de al lado para tomar cazón y "pringá" en el Tendido 11. 

Bar el Arco, al lado de la Basílica de la Macarena.

Nuestra visita a Sevilla fue corta pero intensa, quizás volvamos pero seguro que no lo hacemos en agosto.

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