SaGrAdA FaMiLiA



Ya habíamos visitado 2 veces Barcelona, pero nunca habíamos podido entrar en la Sagrada Familia. En nuestro viaje de este verano recorriendo la Costa Brava, tuvimos la oportunidad de hacerlo.
No teníamos la idea de parar en Barcelona, pero una avería en el coche nos obligó a volver a casa en avión desde Barcelona así que aprovechamos la oportunidad para ver algo que nos faltaba de la ciudad. No hay mal que por bien no venga :)


Al ser algo que surgió sin querer, no teníamos entradas así que a primera hora de la mañana decidimos hacer cola para conseguirlas. Pensamos que iba a ser peor, esperamos 40 minutos en la cola y 30 más para poder entrar. Mientras tanto tomamos un superbocata de tortilla en un local cercano.


En la cola, fuimos curioseando y admirando las fachadas por las que íbamos pasando. En un momento aprovechamos que pasamos delante de una librería para buscar y comprar una guía sobre esta Basílica tan especial.

Por fin nos tocó entrar y no lo podíamos hacer por mejor sitio, la fachada del nacimiento y por una de las puertas más bonitas que hemos visto.

Fachada del Nacimiento
Puerta de la fachada del Nacimiento
Detalle de la puerta del escultor japonés Etsuro Sotoo


Una vez dentro, todo se vuelve luz, amplitud y claridad. Nunca habíamos visto unas vidrieras que dejaran pasar tanto color y que dependiendo de la hora del día y la incidencia del sol convierte la luz entra en juego.


Estas maravillas son obras de Joan Vila-Grau y Antoni Vila Delclós siguiendo las inicaciones de Gaudí: "No quería esmaltes que oscurecieran el color. Dejó claro que la Sagrada Família sería el templo de la luz armoniosa y que el sol sería el mejor pintor", 







Gaudí evolucionó de un primer proyecto gótico hacia un estilo personal e inspirado, como no,  en las formas de la naturaleza. Para librarse de los contrafuertes góticos, ideó el uso de columnas en forma de tronco de árbol, pareciendo un bosque.








Dando un paseo entre estas columnas y rodeando el ábside no paramos de mirar hacia arriba con la boca abierta. Después de un buen rato disfrutando y admirando a Gaudí, como nos pasa siempre, salimos por la fachada de la Pasión.


Nada que ver con la del nacimiento. Realizada por Subirachs con su estilo propio pero sin alejarse de los detalles de Gaudí y su mundo. 

A los pies de esta fachada, como un enano al lado de un gigante, el edificio de las escuelas apenas destaca junto a la Sagrada Familia.



Construida con simples ladrillos, casi sin adornos y con una cubierta compleja en forma de oleaje que le da un aire mágico y curioso, Gaudí la construyó financiádolas de su propio bolsillo, para los hijos de los trabajadores del templo.


En la actualidad, este edificio de cuento (como todo lo Gaudí) acoge una exposición permanente con una reproducción del taller de Gaudí, la recreación de un aula de la época y diversos modelos y maquetas que se han utilizado en la construcción de la Sagrada Familia a lo largo de los años.


En fin, como no podía ser menos Gaudí nos volvió a cautivar. Los amplios espacios, la utilidad de los mismos y el uso de la luz nos encantan, quien nos diera diseñar y tener una casa "gaudiniana" ;) 

Pero por ahora nos consolamos con recorrer sus obras y descubrir sus detalles.

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